15 rue du Faubourg Bretonnière, 21200 Beaune
Detrás de una fachada de piedra típica de la región, el Hôtel Belle Epoque invita a una inmersión en un cierto arte de vivir borgoñón, a pocos pasos del centro histórico de Beaune. Antigua casa de comercio del siglo XVIII, el edificio conserva las huellas de su historia mientras ofrece un entorno cuidado, tranquilo y acogedor, ideal para una estancia apacible entre descubrimientos culturales y momentos de descanso.
Desde la entrada bajo la marquesina Art déco, el ambiente revela ser discreto. La escalera de volúmenes generosos conduce a pisos de estilos definidos, con un primer nivel inspirado en el estilo Luis Felipe y un segundo con el encanto del Imperio. Estas decisiones decorativas aportan cierta coherencia visual al conjunto, dejando que materiales nobles y tonos cálidos se expresen. Nada ostentoso, sino una atmósfera cuidada, propicia para relajarse.
El hotel cuenta con una veintena de habitaciones distribuidas en varias categorías. Hay habitaciones estándar de líneas simples pero cómodas, habitaciones superiores un poco más espaciosas, suites con salón para mayor confort, así como alojamientos familiares que pueden acoger hasta cinco personas. Dos habitaciones también están diseñadas para satisfacer las necesidades específicas de personas con movilidad reducida.
Todas las habitaciones cuentan con un eficaz aislamiento acústico, aire acondicionado, conexión Wi-Fi confiable y un equipamiento moderno que incluye, entre otros, un televisor de pantalla plana con canales satelitales, un teléfono y un secador de pelo. Estos elementos están integrados con discreción, sin perturbar la armonía general del lugar.
La elección de materiales y colores contribuye a un ambiente suave y envolvente. Las alfombras gruesas, las cortinas pesadas y las maderas bien cuidadas crean un refugio reconfortante. La impresión de calma prevalece, favorecida por la disposición del hotel alrededor de un patio interior protegido del ruido de la ciudad.
Este patio constituye, además, uno de los puntos fuertes del establecimiento. En días de buen tiempo, se disfruta del desayuno o de una bebida bajo la sombra de una mesa de hierro forjado. También es donde se encuentra el acceso al parking privado, cerrado, con una plaza reservada para cada habitación. Un confort raro tan cerca del centro.
El bar, abierto durante el día y al inicio de la noche, ofrece una selección de bebidas calientes y frías, así como algunos vinos locales. Es más un espacio para relajarse ocasionalmente que un lugar de animación, pero complementa acertadamente la oferta del hotel aportando un toque de convivencia.
Cada mañana, el desayuno se sirve en la mesa, en la sala dedicada o en la terraza cuando el clima lo permite. Se trata de un momento agradable, marcado por la frescura de los productos y la variedad de la oferta, mezclando dulce y salado. Huevos preparados a la orden complementan una selección más clásica de bollería, quesos, embutidos, cereales y zumos de fruta.
El personal se muestra disponible y atento, ya sea para recomendar un itinerario, reservar un restaurante o proponer una dirección de bodega para visitar. Esta calidad de servicio, discreta pero real, contribuye ampliamente a la satisfacción de los viajeros.
Los viajeros de negocios también aprecian el entorno tranquilo y los equipamientos a disposición. Una sala de reuniones puede acoger grupos para sesiones de trabajo o eventos en pequeño comité. La conexión Wi-Fi, accesible en todas partes, facilita la continuidad de las comunicaciones.
El edificio ha sido completamente restaurado en el espíritu borgoñón, sin caer en la caricatura regional. Los elementos patrimoniales han sido valorizados, pero los volúmenes siguen siendo accesibles, a escala humana. Esta alianza entre encanto antiguo y funcionalidad contemporánea hace del Hôtel Belle Epoque una parada apreciada en la ruta de los grandes vinos.
Las familias encuentran aquí una solución práctica y cómoda, gracias a las habitaciones espaciosas y a la ubicación ideal. Los viajeros en pareja hallan una atmósfera tranquila, propicia para desconectar. En cuanto a los aficionados al patrimonio, disponen de un excelente punto de partida para descubrir la ciudad a pie.
A pocos minutos, los Hospices de Beaune se imponen como una visita imprescindible. Esta obra maestra de la arquitectura gótica flamenca, famosa por su techo de tejas esmaltadas, alberga un museo notable y una historia fascinante. Se proponen varias visitas guiadas que permiten captar todos sus matices.
Para los apasionados de la enología, Beaune está llena de bodegas, casas de comercio y dominios vitícolas donde uno puede iniciarse en la degustación de los grandes vinos de Borgoña. El Museo del Vino de Borgoña, instalado en el antiguo Hôtel des Ducs de Bourgogne, completa perfectamente esta inmersión en el viñedo.
Un paseo por las murallas de la ciudad permite tomar algo de altura y observar los techos característicos del centro histórico. Las pequeñas calles adoquinadas están llenas de galerías, talleres de artesanos y tiendas especializadas, ofreciendo un paseo agradable salpicado de descubrimientos culturales.
A lo largo del año, Beaune acoge varios eventos de renombre, como el Festival Internacional de Ópera Barroca, el festival de cine «Lumières» o la célebre venta de vinos de los Hospices, que atrae a aficionados, coleccionistas y curiosos de todo el mundo.
Alojarse en el Hôtel Belle Epoque es elegir una dirección tranquila y bien pensada, donde las cualidades de un lugar antiguo se asocian con un verdadero sentido de la hospitalidad. Se encuentra un equilibrio entre sobriedad, confort y autenticidad, todo en un ambiente favorable para descubrir Beaune y sus riquezas.
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